Aunque hay muchos mitos y verdades sobre gatos e historias sobre la suerte y la protección que puede suponer dejar entrar a un gato en tu casa, si de repente te encuentras a uno deseando llegar más allá del portal, lo más probable es que, simplemente, se haya extraviado y busque comida, agua y consuelo. Así pues, ¿qué significa que un gato quiera entrar en tu casa? Presta especial atención.
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¿Por qué un gato quiere entrar en mi casa?
Aun así, no olvides que un gato se detiene en una vivienda determinada y no en otra porque percibe lo que podríamos llamar “buenas vibraciones”. Nunca intentaría entrar una casa donde escuchase gritos o discusiones o en la que detectase un olor particular y desagradable o en una que estuviese abandonada y al borde del derrumbe. Hablamos, por supuesto, de gatos que han convivido con personas y que por cualquier motivo ya no están con ellas. Es una curiosidad de los gatos que, como ves, es más común de lo que crees.
Ten presente que el gato siempre busca su protección y su propio bienestar y recuerda que tiene sentidos y recursos suficientes para averiguar y determinar dónde le cuidarán mejor.
¿Y si encuentro al gato ya en casa?
Cuando un gato se cuela en tu casa nos encontramos ante una situación similar. El gato ha encontrado un acceso por el que se ha “colado” en el sitio donde le interesa estar. Es sencillo. Tu casa le gusta, tal vez ha escuchado niños jugando, le ha llegado un rico aroma a comida o tienes ratones en el sótano y tú sin saberlo.
En cualquier caso, actúa con prudencia porque el gato puede estar enfermo o herido y comprueba si el animal tiene algún tipo de identificación (chip) sobre todo si es un cachorrito. Confirma que nadie lo está buscando. Después de darle algo de agua y alimento, haz las pertinentes averiguaciones y, si se te pasa por la cabeza quedártelo, lo primero es acudir al veterinario para una revisión total. Si al final apuestas por la adopción del gato, asumiendo toda una responsabilidad, ¡enhorabuena! y recuerda que un minino en casa siempre es símbolo de buena fortuna y, si no crees en nada de eso, no importa, tu gato siempre será un buen compañero.
